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martes, 30 de mayo de 2023

AUTOBIOGRAFÍA. JULIO VÍCTORES

  

AUTOBIOGRAFÍA

Julio Víctores Espinoza

México D.F. enero de 2001

Presentación.

 

            Cuando mi vida se regía por el periodo de la escuela preparatoria, saltó a mi lista de proyectos la realización de una autobiografía. Dibujé un autorretrato, preparé bocetos para la portada y ¡quién sabe! hasta escribí algunas líneas, pero por una u otra razón (otros proyectos más grupales que individuales) no la llevé a cabo.

Luego, en los trimestres de la universidad vi que un profesor pedía “autobiografía” y me parecía sensacional la idea de retomar mi anterior proyecto y escribirla aún sin que me la pidieran.

            En fin, lo que trato de exponer es la sencilla razón de que en otros periodos de mi vida había tenido la firme intención y el amplio deseo de escribir sobre mí, ahora no lo tengo. Hago esta aclaración porque me parece un gran sesgo intrapersonal, el querer hacer algo o no querer hacerlo. Tratado este punto me dedicaré a organizar los eventos más significativos en función de mis etapas escolares (he aquí el primer ejemplo, porque pude haber organizado los eventos en función de otros temas). En cuanto comience el relato se podrán ir descubriendo etapas de mi vida que no tienen nada que ver con la escuela, pero el eje seguirá siendo los estudios y las edades en que se realizaron.

 Mi Base

     Antes de entrar a la preprimaria, tuve la fortuna de tener amplia educación académica, proporcionada por una hermana con enormes deseos de “una hermanita”, ya que en mi casa eran hasta el momento de mi nacimiento, papá, mamá, Miguel, Norma, Daniel y Luis. Ante la desilusión de mi hermana por no tener lo que ella pedía, al principio me tenía mucho odio, después ella me atendía en todo, al grado de que yo le decía “mamá” a ella.

            Mi hermana me enseñaba todas las tardes. Me sentaba frente a un calendario y me ponía a practicar los nombres de las lunas, “menguante”, “creciente”, etc., también los colores, los números y en general las cosas que se les pueden enseñar a los niños de dos o tres años.

            Recuerdo que fuimos a una posada familiar, la luz que entraba por las ventanas con vidrios amarillos era suave y me hacía recordar cosas antiguas. Supongo que fue el primer día en el jardín de niños, pues parece que no había instalaciones propias para la escuela en ese entonces y de hecho anduvimos en varios lugares antes de establecernos.

            No terminé la preprimaria porque cuando cursaba el segundo año, me llevó mi mamá a la primaria. Aún guardo en la memoria lo que argumentaba ante el director, si otros niños más chicos eran aceptados ¿por qué yo -que ya tenía cinco-, no iba a poder entrar? El director se dirigió hacia mí y preguntó si quería quedarme, yo contesté que “mejor mañana”, que no llevaba ni lápiz ni libreta; él me dijo que mi mamá podía ir a comprarlos en la papelería de la esquina, pero que yo tenía que decidir si me quedaba en ese momento o de plano no me aceptaba “mañana”, entonces dije que sí.        

 Los Eventos Primarios

     Mi hermano Luis recursó el 2º grado y desde ahí fuimos juntos toda la primaria y la secundaria, era una ventaja tener a algún conocido mayor, porque como en casi todas las escuelas también existían los “abusones”. Bueno no les decíamos así, ni les decimos así hoy, pero creo que es una buena palabra para definir a los “niños malos” o de mayor edad que la aprovechan para intimidar al grupo. Como era el menor de entre mis hermanos, el mayor, Miguel, a veces se aprovechaba y nos ordenaba quehaceres suyos. Sin embargo, fue un gran ejemplo de salud física, a mis 6 o 7 años de edad me llevaba con él a correr y a subir montañas, creo que de ahí mi gusto por salir fuera de la urbanidad.

            Desde el 1er. Grado separé la fantasía y el juego del trabajo y las consignas, algo que le daría muchos frutos a la escuela y a mis padres, a mi no. Cuando digo esto, me estoy refiriendo a que regularmente me sacaban de las clases para ir a concursar y eso a mí no me gustaba nada, concursé de matemáticas, español, lectura, en fin, creo que de todas las materias. Nunca supe que significaba la palabra “concursar”, hasta el sexto año de primaria. Se trataba del concurso “el mejor alumno de sexto grado”, que era a nivel regional y tuvo como sede la “Columbia School” de Texcoco. Yo no me preparé para nada, incluso dejé de poner atención en clase, estaba molesto porque una vez más, me apartarían de mis compañeros, de nuestros juegos en el recreo, de nuestras charlas, en fin, me separaban de todo lo que a mí me gustaba. Llegó el día y antes de entrar a la escuela sede del evento, la directora nos dijo “Ahora si, mis niños, agarren sus nervios desde la cabeza y bájenlos hasta que puedan pisarlos”, no sabía a qué se refería, pues yo no conocía los nervios, de hecho creo que eso era lo que me hacía tener buenas calificaciones, si algo me preguntaban, yo respondía y punto.

            Pasó la prueba, no me sentí a gusto porque realmente estaba lejos de mi nivel normal de conocimientos. Cuando dieron los resultados hubo aplausos, felicitaciones entre los directores y cosas así. Estaba cerca de mi directora cuando ella preguntó a los directivos del evento en qué lugar había quedado yo. Le respondieron “¿la Miguel Hidalgo de Papalotla?, en el lugar 16º...” a lo que mi maestra respondió: “¿16º?, bueno, no estamos tan mal”.

            Sólo en ese momento comprendí el por qué muchos de mis compañeros y compañeras se esmeraban tanto en las pruebas selectivas de mi escuela, era un solo niño quien representaba a la Miguel Hidalgo de Papalotla, tarde llegó a mi razón esta reflexión, ni modo.

            No todo es triste de los concursos, es más, se trata del único que no contesté lo que sabía. En los anteriores (que aunque había molestia, no había enojo) casi siempre estaba en los tres primeros lugares. No puedo recordar cuántos primeros, segundos o terceros, ni en qué disciplina pues la escuela (o mejor dicho, la directora) se los enseñó a mi mamá pero nunca se los dio. Mi familia atravesaba por una buena racha económica por lo cual cuando me ofrecieron una beca preferí que otra alumna la tomara por mí. Gracias a las distinciones obtenidas en la primaria mi madre pedía a mi padre un trato especial para mí y en cierta manera lo había. En casa siempre ha habido mucho quehacer, cuando mi papá descansaba de su trabajo los cuatro hombres le ayudábamos con la limpieza y atención de los animales, obviamente las labores menos pesadas eran para mí, a veces no hacía nada.

 

La Buena Secundaria

            Ya comprendido el sentido de la onda de los concursos (prestigio, distinción, respeto) en la secundaria las calificaciones de excelencia fueron una cotidianidad, de eso sí tengo muchos diplomas. Además del aprovechamiento académico, la declamación, ortografía, composición de calaveras y los deportes forman parte de mis gratas experiencias en este periodo de mi vida. Considero que compensa a la mala racha que vivíamos en casa, pues luego de que mi papá participara de la política municipal hubo crisis en la economía familiar y eso generaba conflictos, lo bueno -pensaba yo- es que estoy becado y no soy carga para mis papás.

             He de referirme a los deportes como algo que ha estado presente desde mi infancia, en la primaria formé parte de la selección de basquetbol en la secundaria de futbol. Puedo confesar que buen jugador no era, más bien mis gritos de ánimo y mi carácter perseverante era lo que el profesor valoraba de mi desempeño dentro de la cancha. Mi hermano Daniel es quien de los cuatro tiene el más potente físico, tal vez era eso o su arrojo lo que en esta etapa le distinguía en las competencias deportivas y generaba respeto y admiración de entre sus compañeros.

            Cuando sí logré tomar el mejor nivel de juego en futbol, estaba en la preparatoria. Era un equipo de puros integrantes del mismo salón de clases, que como es de esperarse, tiene buenos, malos y muy malos jugadores. El nuestro era uno de esos equipos en que la mayoría de sus integrantes no saben ni de qué se trata el asunto, pues el grupo “Antonio Caso” de la EPT (Escuela Preparatoria Texcoco) se conformaba de los alumnos con mejores promedios. Antes de pasar a la prepa, me gustaría mencionar que “la buena secundaria” me ofreció a mis mejores amigos y a mis primeros grandes amores.

 

Escuela Preparatoria

           Siempre he convivido mucho con mi hermano Luis, por la cercanía de edad y por la convivencia escolar, aunque lamentablemente no pudimos ingresar juntos a la misma prepa. A la distancia considero que fue bueno para ambos pues cada uno formo su propio círculo de amigos y sus propias experiencias.

De regreso con mi equipo de futbol diré que la convivencia y las ganas que cada uno de nosotros le ponía a los partidos era suficiente como para que otros alumnos nos fueran a ver jugar. La posición que ocupaba era la de portero, regularmente con mucho trabajo ya que los equipos contrarios llegaban una y otra vez a mi meta. Lo que yo considero fundamental para haber sido tan buen jugador, es que como portero tenía que “defender” a todo mi equipo, yo cargaba con esa responsabilidad y lo hacía con mucho gusto y entrega al ver a mis compañeros realizar su mejor esfuerzo.

            Gracias a mis amigos, aprendí el basquetbol. Con ellos salimos campeones de la EPT casi al final de nuestros estudios. Realmente el cursar la preparatoria en una ciudad (Texcoco) donde llegan adolescentes de diversas comunidades, es muy enriquecedor. Aprendí muchas cosas buenas de cada uno de mis compañeros.

            Para cuando hubo que elegir el bachillerato no teníamos muchas opciones, las áreas estaban definidas, si querías ser doctor al de la salud, si querías ser licenciado en derecho, al de ciencias sociales, si querías ser laboratorista al químico o si el área de los números te gustaba, al administrativo.

            Yo la verdad quería ser otra cosa, por eso cuando vi la carrera de psicología y que eran pocos los que la habían escogido me incliné por ella y su bachillerato. En fin, luego de terminar la prepa, bueno, antes nos fuimos en pequeños grupos a sacar ficha para la UNAM y luego para la UAM, al Politécnico no fui, ni siquiera quise intentarlo, lo vi como una cárcel de puros burros. Quizá en la preparatoria fue cuando más me separé de mi padre, pero al mismo tiempo, cuando lo miré de otra manera. Creo que lo vi desde la perspectiva de otra persona y eso me ayudó a valorarlo.

 

Periodo Universitario

             Todavía en duda y con muchas ideas en la cabeza presenté el concurso de ingreso para nivel licenciatura. El examen de la UNAM fue una papa, muy sencillo. Lo que me tenía preocupado era que los solicitantes llegábamos a los 45,000 y los lugares apenas a los 5,000. No apareció mi matrícula en el periódico, me sentí muy mal pero me dije “a la UAM con todo” y para mi buena suerte así fue, quedé en la unidad solicitada, en mi primera opción y en el turno que siempre he tenido para mis clases: el matutino.

            El tránsito por esa escuela (la Unidad Xochimilco) me tiene muy satisfecho, pues me dio la oportunidad de conocer a muchas y muy valiosas personas, así como a profesores que colaboraron en mi formación profesional.

            Casi no hice deporte dentro de la UAM, pero en el municipio donde vivo hacía de todo: futbol, basquetbol, ciclismo, atletismo, montañismo, frontón, etc.

 

Y Después

             Antes de salir de la universidad participé de obras de teatro como actor principal y escenógrafo, se trata sin duda, de un periodo muy productivo y feliz de mi vida. También pude organizar y concretar una rondalla, hasta la fecha hemos conseguido muchos triunfos y lo mejor de todo: la convivencia entre nosotros y con nuestras familias.

            Ya el periodo laboral me deja muchas enseñanzas (y creo que faltan otras tantas) pero la principal y más alentadora es la oportunidad de realizar una actividad que nos gusta y que además de eso ¡nos paguen por ella!. Ha sido también una muy buena época esta de final de milenio, aunque complicada. En mi familia ya tengo dos hermanos casados con un hijo por cada matrimonio, lo que significa que mis padres ya son abuelos. Es tiempo de cambio y lo bueno de los que vienen para nosotros es que son positivos.

 Para concluir expongo mi filosofía central de la vida: “hay que estar preparados para todo”, misma que surgió de otra “Lo malo no es ignorar, sino negarse a aprender”. Ambas producto de los ideales preparatorianos que añoro algunas veces. Hoy puedo sentirme orgulloso y feliz de las actividades que he podido experimentar solo y en grupo, el “estar preparado” me ha dejado muchas satisfacciones y espero poder conseguir aún más. 

Psic. Julio Víctores Espinoza

martes, 22 de septiembre de 2020

El Cerro Azteca. Últimas investigaciones.



Aprovechamos el día de hoy que inicia el otoño para escribir nuevos datos y ampliar los ya expuestos en otras entradas de este blog.

En la última caminata realizada hace unos días, los visitantes hicieron muy buenas e interesantes preguntas. Trataré de responder en este blog.

¿Qué había aquí en el cerro?

Bueno, pues para iniciar nuestro aprendizaje debemos trazar una línea de tiempo. 

El cerro Azteca, o cerro de las Promesas o Xiutépetl, es una elevación de origen volcánico. Es decir, es un cerro natural. Sin embargo, fue trabajado por la mano del hombre para diversos fines en épocas muy distantes. 

La primera época es la más importante y donde alcanzó su máximo esplendor. 

Hace 3,000 años el lago de Texcoco llegaba precisamente hasta donde ahora es Chiautla, de hecho, Papalotla era un puerto.

Por lo tanto, el cerro de las Promesas dividía a un valle del otro.

Las rutas comerciales de a pie con los tamemes necesitaban cruzar su mercancía de oriente a poniente y es ahí donde las cumbres se ocuparon para organizar la naciente civilización a orillas del gran lago.

De sur a norte empezamos por una pequeña elevación llamada el cerro de la cruz, pues colocaron una cruz blanca en el antiguo basamento piramidal.

Ahí hay un conjunto de tres templos (basamentos) alineados y distribuidos de manera armónica con el entorno.



Luego, siguiendo esa cumbre hacia el norte. Tenemos arquitectura como escalinatas con muros a los flancos. Queda aún tallado en la roca un Tlaloc.

La escalinata nos lleva a un basamento más grande que los anteriores. Y luego otro mayor. Estos dos basamentos están completamente cubiertos por el "escombro" de su destrucción. 

Piedras y piedras sueltas están ahí, en espera de ser colocados de nuevo en sus estructuras consecutivas.



Más hacia el norte se encuentra la pieza de arquitectura más importante de estas cumbres menores: los cimientos de una ciudadela, una Acrópolis ritual. Su escalinata muy similar a la tallada en una sola roca del Tezcutzingo. 

¿Cómo sabemos que un sitio se usaba para ceremonias o rituales?

Pues tiene plazas, patios, jardines y piezas habitacionales o estancias. También una ruta que lleva a la cueva a modo de tiro de chimenea de 12 metros de profundidad. 

En otros sitios arqueológicos como Tlapacoya, se sabe que el pozo era usado para depositar ofrendas florales. 


¿Qué hallazgos importantes han habido en el conjunto del cerro de las Promesas?

Para iniciar, recordemos los registros de los arqueólogos Jeffrey Parsons y William T. Sanders, de la Universidad de Michigan E. U. donde describen a detalle una gran cantidad de montículos. algunos de estos basamentos conocidos popularmente como "Tlateles" aún se encuentran en los sitios y se pueden visitar.
Esto es en la nueva calle que va del camino Papalotla-Jolalpan hacia Tepetitlán.

¿Había un corral gigante?

Los llamados "tecorrales" en efecto, funcionaron en la época de Nezahualcóyotl, a quien todos sabemos, le gustaba mucho construir jardines por todas partes.

Papalotla era entes ya un lugar importante, con Nezahualcóyotl al frente de la zona del Acolhuacan se convirtió en un jardin donde le gustana estar, al igual que en los "Ahuehuetes" de Atenco, el Tepetzingo, Tezcutzingo y otros tantos jardines.

Lo particular de Papalotla y el Cerro de las promesas, en general, de la Sierra Patlachique, es la barrera natural del cerro que aprovechada hacía las veces de un gran corral para los animales a los que Nezahualcóyotl podía cazar con arco y flecha.

Hoy en día pueden verse los tecorrales y comprobar cómo es que los animales tales como venados, no podían escapar de la zona. 



lunes, 2 de septiembre de 2019

El Cerro Azteca o “Cerrito de las Promesas”. Punto de encuentro entre dos valles.


El Cerro Azteca o “Cerrito de las Promesas”.
Punto de encuentro entre dos valles.
Julio Víctores E.
Introducción
Al hablar sobre el oriente de lo que fuera el gran Lago de Texcoco capta nuestra atención de inmediato el mismo Texcoco y Teotihuacán, por supuesto. Siendo éste último el que es conocido a nivel mundial por su gran ciudad y arquitectura monumental coronada con la “calzada de los muertos”, “la pirámide del sol” y la “pirámide de la luna”.
Pocos son los que conocen el valle Tepetlaoxtoc-Papalotla y menos aun los que saben que ambas comunidades son más antiguas que las mencionadas con anterioridad.
Los famosos arqueólogos William Timothy Sanders y Jeffrey Parsons realizaron trabajos en la región llamada por ellos “valle de Papalotla” o “valle Tepetlaoxtoc-Papalotla”, sus obras que son muy numerosas están en universidades de los Estados Unidos de América.
Principalmente Sanders, apareció en una serie de televisión del Canal Once precisamente sobre arqueología, antes de que fuera editada la revista “Arqueología Mexicana” que aún está vigente. En esos programas se dejaba ver una capacidad de deducción, razonamiento y teorización impresionantes de William Sanders.
Enseñaba por ejemplo a explicar el origen, desarrollo y decadencia de los grupos humanos nativos de américa. Con una facilidad y sencillez que dejaba impactados a los alumnos que tuvo en México de la ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia) y a todos los televidentes de la época.

La conjunción entre dos valles.
Desde hace 4 mil años, en el territorio que actualmente comprende el Estado de México, se desarrollaron importantes culturas que formaron ciudades y complejas organizaciones en los órdenes social, religioso, educativo, político y económico. Sus vestigios nos ofrecen una idea muy clara de la veneración y el respeto que tenían por la naturaleza. (1)

Hacia el 1,300 a. de C. las primeras aldeas fijas del actual estado de México fueron Papalotla, Xalostoc, Tlapacoya, Malinalco, Tecaxic, Los Remedios y Acatzingo.
Las estimaciones realizadas por los especialistas de las dimensiones del gran lago de Texcoco, señalan que sus bordes llegaban hasta el Xiuhtépetl (cerro Azteca), actual municipio de Chiautla y hasta Papalotla. Tepetlaoxtoc se asienta en una loma, lo mismo que las comunidades de Texcoco, Huexotla, Coatlinchán, Chimalhuacán, Coatepec y Tlapacoya.
Este dato es de suma importancia ya que explica el porqué de las construcciones en el Xiuhtépetl (cerro Azteca). Si para llegar del valle Tepetlaoxtoc-Papalotla al valle de Teotihuacán se tenía que pasar por ahí, el lugar debió tener la función de control del tránsito de productos, como diríamos en nuestros días una especie de aduana. Además de que la posición servía también como defensa a las comunidades humanas asentadas en el valle del Acolhuacán.
Ubiquemos primero la época en que éste conjunto de cerros tuvo importancia. Es en el preclásico superior 800-100 A. C. cuando crecen las aldeas, la población y la cultura. Antes de estos años ya existían grupos humanos e intercambios comerciales entre ellos, así como luchas con grupos del norte del valle del actual Estado de México.
Volviendo a la zona que nos ocupa, esto es al norte y al oriente del gran lago de Texcoco. Los poblados antiguos que fueron importantes y para los cuales sería un paso natural el cerro exhiben una ruta conservada hasta nuestros días. De oriente a poniente estaba el tránsito de Tlaxcala o más allá, el estado de Veracruz y sus costas. Que luego de pasar por Papalotla y el cerro Azteca, se podían dirigir por tierra o por agua hacia Tlatelolco o Azcapotzalco en el actual Distrito Federal, Xalostoc en el actual municipio de Ecatepec y por supuesto, al valle de Teotihuacán.
Los poblados actuales que circundan al conjunto de cerros denominado Xiuhtépetl o “Cerro Azteca” son:
·         Al norte municipio de Acolman
·         Al poniente San Lucas Huitzilac y Tlaltecahuacán (Chiautla)
·         Al sur Ixquitlán (Chiautla)
·         Al oriente Tepetitlán (Chiautla), Xolalpan (Tepetlaoxtoc) y Papalotla
El Xiuhtépetl se ubica precisamente al norte y oriente del gran lago de Texcoco. Es una cumbre que sobresale de otras siete más pequeñas en donde inicia la Sierra Patlachique, actualmente parque nacional.
Con el paso de los siglos el lago de Texcoco se fue secando y sus bordes separando más y más del cerro Azteca.

Evidencias que perduran hasta nuestros días.
La principal celebración en su honor (Tláloc) ocurría aproximadamente entre el 15 de abril y el 1° de mayo de nuestro actual calendario, fiesta anual que marcaba el inicio de la temporada de lluvias, cuando toda la élite gobernante acudía con ofrendas, a fin de invocar un año de abundantes lluvias para los cultivos.(2)

Actualmente la festividad en Santo Toribio, Obispo de Astorga, municipio de Papalotla se celebra el día 16 de abril de cada año y dura dos semanas completas. En los poblados cercanos la fiesta patronal sólo dura de 3 a 7 días.
En lo que respecta al Xiuhtépetl, cerro de las Promesas o también denominado “Cerro Azteca”, se ha podido fotografiar evidencias de vestigios arqueológicos como escalinatas de piedra sin utilización de algún cemento, un sin número de montículos distribuidos de manera planeada a lo largo y ancho de todas las cumbres menores del conjunto.
La característica particular de éste conjunto de cerros, es que se encuentra localizada justo al sur de una prolongación imaginaria de la calzada de los muertos de Teotihuacán. Esto no tendría nada de especial si no fuera porque el valle de Teotihuacán precisamente se une al valle de Papalotla en cuanto terminan las superficies altas del conjunto de cerros de la sierra Patlachique.
Prueba de ese proceso es el Río Papalotla, que hacia el 3,000 a. C. desembocaba al lago en Chicomecóatl (actual municipio de Chiconcuac) o en el actual municipio de Chiautla y ahora atraviesa las comunidades de Tlaltecahuacán, Tezoyuca y Atenco.
En el Museo de sitio de Cuicuilco, que fue el primer centro cívico ceremonial de grandes dimensiones al Sur del actual Distrito Federal, capital de nuestro país, se encuentra una estimación de las dimensiones del lago de Texcoco cuando la zona estaba en su apogeo. De la misma forma, se mencionan en el mapa las comunidades o aldeas del norte con quienes se mantenían en contacto a través del lago mismo y por tierra.
La ruta de paso que es el tema propuesto, también deja sus vestigios en los llamados caminos reales, desde el Cerro Azteca se observa perfectamente una traza casi recta desde Papalotla hasta “La Grande” una hacienda muy importante de la Colonia.
Así mismo, ésta ruta nos lleva al puerto del Tepetzingo. Sitio arqueológico que perdura al paso de los años y que servía como puerto y último lugar de la ribera de Atenco a la ciudad de México Tenochtitlán.
NOTAS EN EL TEXTO
(1) y (2) tomados del artículo “Monte Tláloc. Aguas Míticas, cumbres sagradas”. UAEM, Toluca, estado de México. 2010.
BIBLIOGRAFÍA
Aveleyra, Arroyo de Anda, Luis. “El Sacro de Tequixquiac”. Cuadernos del Museo Nacional de Antropología e Historia. INAH. México D. F. 1964
Arqueología y complejidad social en el centro de México. Homenaje a William T. Sanders. En: “Cuicuilco” Revista de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Nueva Época, Volumen 16, Número 47, septiembre-diciembre de 2009. México, D.F.
“Primeros pobladores de México” en  Revista Arqueología Mexicana. Editorial Raíces, S. A de C. V./INAH. Vol. IX- Núm. 52. México D. F., 2001.
“Enigma de las ciudades perdidas” en  Revista Arqueología Mexicana. Editorial Raíces, S. A de C. V./INAH. Vol. XII- Núm. 67. México D. F., 2004.
“Guía Arqueológica” en  Revista Arqueología Mexicana. Editorial Raíces, S. A de C. V./INAH. Edición Especial 35. México, 2010.
“Procesiones en Mesoamérica” en  Revista Arqueología Mexicana. Editorial Raíces, S. A de C. V./INAH. Vol. XXII- Núm. 131. México D. F., 2015.
Monte Tláloc
Aguas Míticas, Cumbre Sagrada
1a. edición 2010
D.R. © Gobierno del Estado de México
Sebastián Lerdo de Tejada núm. 300 pte., Col. Centro
C.P. 50000, Toluca, México
http://www.edomex.gob.mx
D.R. © Universidad Autónoma del Estado de México
Instituto Literario núm. 100 ote., Col. Centro
C.P. 50000, Toluca, México


ALTAR A LA VIRGEN DE LOS DOLORES


ALTAR A LA VIRGEN DE LOS DOLORES
Julio Víctores Espinoza


CONTEXTO
Representado en la Parroquia de Santo Toribio Obispo de Astorga, ubicado en el municipio mexiquense de Papalotla, el monte es un recurso didáctico evangelizador semejante a las posadas y las piñatas. El arte monumental al igual que los hermosos retablos, “capturan” la atención de los fieles católicos o visitantes al templo y les “enseña” algo, la Virgen María y el mismo Jesucristo al estar en su cima nos muestran cómo realizar una ofrenda, nos señalan el camino espiritual.
La conmemoración religiosa a la Virgen de Dolores es una tradición que se remonta a la época de la conquista y que hoy se mantiene vigente, el altar a la Virgen de los Dolores que se instala el viernes anterior al Domingo de Ramos, con el que inicia la Semana Santa.  El Viernes de Dolores fue establecido en el calendario litúrgico para reflexionar sobre los sufrimientos de la madre de Jesús, en este día se conmemoran los siete dolores que vivió la Virgen María durante la pasión y muerte de su hijo Jesús. 
La Virgen María es representada en el catolicismo de maneras distintas denominadas advocaciones, entre ellas la “Purísima Concepción” o la “Virgen de Guadalupe”. En “la anunciación” el ángel Gabriel es enviado a Nazaret para comunicar a una joven llamada María (ya comprometida con José, de la familia de David) que daría a luz a un hijo, a quien pondría por nombre Jesús que significa “Yavhé salva”. La importancia de este pasaje bíblico radica en que el “sí” de María hace posible la obra salvadora de Dios, no se trata sólo de concebir, sino de aceptar el destino y la misión que tendrá Jesús.
El sacrificio de Jesús es tan importante como el de su madre y coloca a la Virgen en lo más alto de la confianza en Dios, de la Fe y como ejemplo para todas las generaciones. “El monte” se edifica para recordarle al pueblo el sacrificio de la Virgen María en su advocación “de los Dolores”.
En Semana Santa, la Virgen de los Dolores, representa a una Virgen María que sufre ya que su hijo tendrá una muerte de cruz. Ambos, La Virgen María y Jesús de Nazareth, son los personajes principales del “altar de la Virgen de los Dolores” denominado también “el Monte”.
En este contexto es en cual se utiliza la parte del frente al retablo mayor de la Parroquia de Santo Toribio, Obispo de Astorga para construir con ramas de pino entretejido y adornado con sembrado de trigo, naranjas, uvas y piñas  un “Monte” cuya función obedece a los servicios de  Semana Santa. Por un lado, inicia la conmemoración del viernes de Dolores, con la Virgen en la cima del Monte. Posteriormente dará lugar a la crucifixión de Cristo, luego a la adoración de la Cruz y finalmente a la resurrección.
El  “monte” se construye con madera, lazos, ramas de pino y adornado con naranjas, piñas, ceras, banderines y figuras religiosas que cambian según el día santo que se representa. En sentido simbólico, tiene un enorme valor como reservorio de conocimiento y lugar de crecimiento espiritual.
ORIGEN
La Virgen de Dolores, tiene su origen en la ciudad de Florencia, en Italia durante el siglo XIII. Se ha documentado que el culto a la Virgen Dolorosa tuvo desde sus inicios a los evangelizadores franciscanos. La tradición de celebrar este día data aproximadamente de 1413, fecha en que se decide consagrar en la ciudad de Colonia, Alemania, el sexto viernes de la Cuaresma a los dolores de la Virgen. Luego, ésta se adapta a México y se le da un toque distinto que es montar un altar a la Virgen de Dolores en este caso denominado “El Monte” en Papalotla, estado de México.
La colocación de altares es un ejemplo de la fusión entre la religión prehispánica y colonial, fenómeno eminentemente social de muy antiguas raíces, que da como resultado una mezcla de ideas y conceptos para la creación de representativos altares, en este caso, el que se coloca para el Viernes de Dolores.
Se trata como en el caso del templo y sus arcadas, de un sincretismo religioso entre los indígenas y la ideología católica. Por una parte, la montaña en México era considerada un lugar sagrado y para la ideología europea también simboliza el lugar donde se tiene contacto con Dios. Al igual que en el pasaje donde Moisés levanta la serpiente de bronce en un poste (ver la Biblia en: Números, cap. 21 versículos del 6 al 9)  para sanar a todo aquel que pueda verlo, representar un “monte” con Jesús crucificado le permite al pueblo contemplarlo y reflexionar sobre sus pecados.
SIGNIFICADO
El altar de Dolores se compone de la figura de la Virgen de los Dolores al centro, en cestos se colocan toronjas incrustadas con banderitas de papel picado dorado o plateado que aluden a la amargura y semillas germinadas como amaranto, chía, cebada, o alpiste que simbolizan la vida, inmortalidad y esperanza de la resurrección. La imagen de “La Dolorosa muestra un rostro que reflejan sufrimiento, sus manos unidas sostienen un pañuelo blanco, su vestido es morado, el velo blanco representa su pureza y el superior que puede ser azul marino o morado igual que su atuendo refleja un estatus de mujer casada.

El “Monte” tiene siete pisos que representan siete dolores de la virgen:  la profecía de Simeón, la huida a Egipto, el niño perdido y hallado en el Templo, el encuentro de Jesús y María camino al Calvario, la crucifixión, el descenso de la Cruz y por último, la sepultura de Jesús.
El número siete para el cristianismo significa infinitud, de tal manera que está diciendo que sufrió infinitamente y el color morado para la religión católica es indicativo de tiempo penitencial por lo mismo encarna su sufrimiento.  El trigo geminado representa el cuerpo de Cristo hecho pan, las hierbas olorosas significan hacer menos penoso el camino de la Virgen, las semillas representan la naturaleza y se considera una aportación de la cultura indígena prehispánica a los altares, ya que en algunas culturas del México antiguo, el maíz era considerado carne del hombre. Las naranjas agrias con banderitas de papel picado aluden a Eva quien pecó al probar la manzana, fruto prohibido y evoca a la Virgen que venció el pecado al aceptar el sufrimiento. Las banderitas son festivas y mitigan el dolor e indica el triunfo de Cristo sobre la muerte y el pecado. Las ramas de pino se asocia a la naturaleza con el color verde que simboliza al campo dando frutos y al sacerdote quien administra los sacramentos para hacer florecer el espíritu.
Canción Devota a la Virgen Santísima de los Dolores
Salve, mar de penas
Salve, triste Madre
Salve, fuerte pecho
Dolorido, Salve.
Oh roquel lloroso
Oh sentida Madre
Tus hijos te llaman
Gimiendo en el Valle
Salve mar
Oh afligida Aurora
Do irá que descanse
Tu memoria triste,
Por las crueldades
Salve mar
Oh siete Dolores!
Oh pecados nuestros
Oh penalidades! 
Referencias Bibliográficas:
La Biblia Latinoamericana. Editorial Verbo Divino. 60ª Edición. España, 1995.
Símbolos, rituales religiosos e identidades nacionales: los símbolos religiosos y los procesos de construcción política de identidades en Latinoamérica/ Renée de la Torre… (et.al) compilado por Aldo Rubén Ameigeiras. 1ª. Edición Ciudad Autónoma de Buenos Aires. CLACSO, 2014.

jueves, 29 de agosto de 2019

Recorriendo el camino de los tamemes: valle Tepetlaoxtoc-Papalotla.

Recorriendo el camino de los tamemes: valle Tepetlaoxtoc-Papalotla. Julio Víctores E.
Introducción 
 Al hablar sobre el oriente de lo que fuera el gran Lago de Texcoco capta nuestra atención de inmediato el mismo Texcoco y Teotihuacán, por supuesto. Siendo éste último el que es conocido a nivel mundial por su gran ciudad y arquitectura monumental coronada con la “calzada de los muertos”, “la pirámide del sol” y la “pirámide de la luna”. Pocos son los que conocen el valle Tepetlaoxtoc-Papalotla y menos aun los que saben que ambas comunidades son más antiguas que las mencionadas con anterioridad. Los famosos arqueólogos William Timothy Sanders y Jeffrey Parsons realizaron trabajos en la región llamada por ellos “valle de Papalotla” o “valle Tepetlaoxtoc-Papalotla”, sus obras que son muy numerosas están en universidades de los Estados Unidos de América. Principalmente Sanders, apareció en una serie de televisión del Canal Once precisamente sobre arqueología, antes de que fuera editada la revista “Arqueología Mexicana” que aún está vigente. En esos programas se dejaba ver una capacidad de deducción, razonamiento y teorización impresionantes de William Sanders. Enseñaba por ejemplo a explicar el origen, desarrollo y decadencia de los grupos humanos nativos de américa. Con una facilidad y sencillez que dejaba impactados a los alumnos que tuvo en México de la ENAH (Escuela Nacional de Antropología e Historia) y a todos los televidentes de la época. El comercio, las rutas y los pueblos. Desde hace 4 mil años, en el territorio que actualmente comprende el Estado de México, se desarrollaron importantes culturas que formaron ciudades y complejas organizaciones en los órdenes social, religioso, educativo, político y económico. Sus vestigios nos ofrecen una idea muy clara de la veneración y el respeto que tenían por la naturaleza. (1) Hacia el 1,300 a. de C. las primeras aldeas fijas del actual estado de México fueron Papalotla, Xalostoc, Tlapacoya, Malinalco, Tecaxic, Los Remedios y Acatzingo. Las estimaciones realizadas por los especialistas de las dimensiones del gran lago de Texcoco, señalan que sus bordes llegaban hasta el cerro Azteca, actual municipio de Chiautla y hasta Papalotla. Tepetlaoxtoc se asienta en una loma, lo mismo que las comunidades de Texcoco, Huexotla, Coatlinchán, Chimalhuacán, Coatepec y Tlapacoya. Ubiquemos primero la época en que éste conjunto de cerros tuvo importancia. Es en el preclásico superior 800-100 A. C. cuando crecen las aldeas, la población y la cultura. Antes de estos años ya existían grupos humanos e intercambios comerciales entre ellos, así como luchas con grupos del norte del valle del actual Estado de México. Volviendo a la zona que nos ocupa, esto es al norte y al oriente del gran lago de Texcoco. Los poblados antiguos que fueron importantes y para los cuales sería un paso natural el cerro exhiben una ruta conservada hasta nuestros días. De oriente a poniente estaba el tránsito de Tlaxcala o más allá, el estado de Veracruz y sus costas. Que luego de pasar por Papalotla y el cerro Azteca, se podían dirigir por tierra o por agua hacia Tlatelolco o Azcapotzalco en el actual Distrito Federal, Xalostoc en el actual municipio de Ecatepec y por supuesto, al valle de Teotihuacán. Los poblados actuales que circundan al conjunto de cerros denominado “Cerro Azteca” son: • Al norte municipio de Acolman • Al poniente San Lucas Huitzilac y Tlaltecahuacán (Chiautla) • Al sur Ixquitlán (Chiautla) • Al oriente Tepetitlán (Chiautla), Xolalpan (Tepetlaoxtoc) y Papalotla El Xiuhtépetl se ubica precisamente al norte y oriente del gran lago de Texcoco. Es una cumbre que sobresale de otras siete más pequeñas en donde inicia la Sierra Patlachique, actualmente parque nacional. Con el paso de los siglos el lago de Texcoco se fue secando y sus bordes separando más y más del cerro Azteca. La principal celebración en su honor (Tláloc) ocurría aproximadamente entre el 15 de abril y el 1° de mayo de nuestro actual calendario, fiesta anual que marcaba el inicio de la temporada de lluvias, cuando toda la élite gobernante acudía con ofrendas, a fin de invocar un año de abundantes lluvias para los cultivos.(2) Actualmente la festividad en Santo Toribio, Obispo de Astorga, municipio de Papalotla se celebra el día 16 de abril de cada año y dura dos semanas completas. En los poblados cercanos la fiesta patronal sólo dura de 3 a 7 días. En lo que respecta al cerro de las Promesas o también denominado “Cerro Azteca”, se ha podido fotografiar evidencias de vestigios arqueológicos como escalinatas de piedra sin utilización de algún cemento, un sin número de montículos distribuidos de manera planeada a lo largo y ancho de todas las cumbres menores del conjunto. La característica particular de éste conjunto de cerros, es que se encuentra localizada justo al sur de una prolongación imaginaria de la calzada de los muertos de Teotihuacán. Esto no tendría nada de especial si no fuera porque el valle de Teotihuacán precisamente se une al valle de Papalotla en cuanto terminan las superficies altas del conjunto de cerros de la sierra Patlachique. Prueba de ese proceso es el Río Papalotla, que hacia el 3,000 a. C. desembocaba al lago en Chicomecóatl (actual municipio de Chiconcuac) o en el actual municipio de Chiautla y ahora atraviesa las comunidades de Tlaltecahuacán, Tezoyuca y Atenco. En el Museo de sitio de Cuicuilco, que fue el primer centro cívico ceremonial de grandes dimensiones al Sur de la actual Ciudad de México, capital de nuestro país, se encuentra una estimación de las dimensiones del lago de Texcoco cuando la zona estaba en su apogeo. De la misma forma, se mencionan en el mapa las comunidades o aldeas del norte con quienes se mantenían en contacto a través del lago mismo y por tierra. La ruta de paso que es el tema propuesto, también deja sus vestigios en los llamados caminos reales, desde el Cerro Azteca se observa perfectamente una traza casi recta desde Papalotla hasta “La Grande” una hacienda muy importante de la Colonia. Así mismo, ésta ruta nos lleva al puerto del Tepetzingo. Sitio arqueológico que perdura al paso de los años y que servía como puerto y último lugar de la ribera de Atenco a la ciudad de México Tenochtitlán. PROPUESTA La propuesta concreta sobre los siglos de historia de ese camino, es que ahora que aún no es totalmente poblado y que existe la posibilidad de “crear” espacios públicos, se proyecten varios puntos en los que coloquen monumentos o estatuas de los antiguos modos de transporte de mercancías: Tamemes, Carretas, arrieros, autos. Es una oportunidad de recobrar la memoria histórica y generar identidad en todas las comunidades ya mencionadas en el texto. NOTAS EN EL TEXTO (1) y (2) tomados del artículo “Monte Tláloc. Aguas Míticas, cumbres sagradas”. UAEM, Toluca, estado de México. 2010. BIBLIOGRAFÍA Aveleyra, Arroyo de Anda, Luis. “El Sacro de Tequixquiac”. Cuadernos del Museo Nacional de Antropología e Historia. INAH. México D. F. 1964 Arqueología y complejidad social en el centro de México. Homenaje a William T. Sanders. En: “Cuicuilco” Revista de la Escuela Nacional de Antropología e Historia. Nueva Época, Volumen 16, Número 47, septiembre-diciembre de 2009. México, D.F. “Primeros pobladores de México” en Revista Arqueología Mexicana. Editorial Raíces, S. A de C. V./INAH. Vol. IX- Núm. 52. México D. F., 2001. “Enigma de las ciudades perdidas” en Revista Arqueología Mexicana. Editorial Raíces, S. A de C. V./INAH. Vol. XII- Núm. 67. México D. F., 2004. “Guía Arqueológica” en Revista Arqueología Mexicana. Editorial Raíces, S. A de C. V./INAH. Edición Especial 35. México, 2010. “Procesiones en Mesoamérica” en Revista Arqueología Mexicana. Editorial Raíces, S. A de C. V./INAH. Vol. XXII- Núm. 131. México D. F., 2015. Monte Tláloc Aguas Míticas, Cumbre Sagrada 1a. edición 2010 D.R. © Gobierno del Estado de México Sebastián Lerdo de Tejada núm. 300 pte., Col. Centro C.P. 50000, Toluca, México http://www.edomex.gob.mx D.R. © Universidad Autónoma del Estado de México Instituto Literario núm. 100 ote., Col. Centro C.P. 50000, Toluca, México http://www.uaemex.mx

lunes, 11 de marzo de 2019

Los ángeles

Los ángeles No te lo había contado... ¿acaso alguien más lo hizo antes?, seguramente. Pero cuando somos pequeños lo creemos todo y a la fecha es probable que se nos haya olvidado. Un día de tantos, me sentí desesperado... es raro, –pensaba yo- nunca antes me había sentido así. Traté de recordar alguna ocasión pasada en la que hubiera acumulado melancolía, tristeza, desesperación, frustración, enojo, desamor, enemigos, desesperanza... y encontré varias. No obstante puedo asegurar, que estaban presentes una o dos de estas emociones o sensaciones cada vez, ninguna con todas al mismo tiempo. Ésta era diferente. Mis ojos no veían ya nada sin el tono gris y mis oídos sólo captaban la violencia de la calle, de los noticieros, incluso, para variar, las famosas voces que vienen de uno mismo, ya sabes, cuando eres tú quien se reprocha tal o cual cosa. En fin, sin ojos que vieran lo maravilloso de la vida y sin oídos que escucharan a aquellos que me quieren, caminaba sin sentido y casi de manera automática, solamente percibiendo a través de la piel un deseo inmenso de dormir, de no saber nada de las cosas, de no estar, de no existir, ¡vaya! de morir. Las ideas no fluían y el sonreír dejaba de tener significado. Fue entonces cuando te vi, me encontraste. Yo no hice el menor intento, pues sumergido en el mar de ideas la atención dista mucho de ser la óptima, es más, creo que se inhibe y sólo tenemos la suficiente como para no toparnos con la pared de frente, porque sí podemos chocar con un poste, o subirnos a un autobús que no es el nuestro, olvidar las cosas en casa o peor aún: perderlas en otro sitio... Me encontraste, supuse que era obra de la casualidad. De hecho, las primeras ideas que tuve del encuentro es que la coincidencia me jugaría de nuevo malas pasadas... y lo hizo. Siempre he sido muy hablador –burlón y grosero a veces- sin embargo, había cosas que a nadie había contado, actitudes y caras que me reservaba para cuando estaba a solas, o cuando salía al campo a correr o a caminar, si se pudiera poner en palabras diría: mi lado oscuro. En la escuela –que hace años terminé- todos veían en mí a “alguien” con tales o cuales virtudes y defectos, en mi barrio, también me conocían con virtudes y defectos, en la iglesia, en el pueblo, en las actividades deportivas y en otros menesteres, siempre “alguien” con cualidades y defectos. Casi el mismo en todos lados, eso es lo que siempre había intentado y creo que lo conseguí de alguna forma. Pero ni siquiera en casa habían visto al furioso contra la vida, de ninguna manera al deprimido, nunca al triste, jamás al indeciso, no al melancólico, mucho menos al cobarde. Eso no lo han visto mis amigos, eso no lo verán mis vecinos... sólo tu lo viste, solo tu lo escuchaste, sólo tu... Definitivamente hablar contigo es distinto. Hoy que recuerdo quiero pensar que no era yo quien hablaba, pero sé que sí era yo y que sigo siendo yo. Aquel que había intentado mostrar en casa y fuera de ella a la “persona” que toda “persona” debe ser. El hijo de quien sus padres se sienten orgullosos, el hermano que escucha, el amigo que acompaña, el estudiante modelo, el deportista triunfador, el bromista sonriente... Hablé, hablé y hablé, como no lo hice jamás, las palabras sólo salían de mi boca, las sonrisas regresaban al rostro y aunque el semblante aún descompuesto opacaba la luz, ésta comenzaba a surgir desde dentro. Tus palabras sanaban como el bálsamo más preciado a mi razón, devolvían el haz de luz tus ojos a los míos y tu sonrisa me provocaba una carcajada que venía del alma. Sabía que alrededor nuestro había muchas otras personas, pero me hiciste sentir que te importaba (no estoy seguro de esto, pero en situaciones de ese tipo vale mucho la pena creer), supongo que por ello no me fue difícil aceptar mi debilidad, mi tristeza, aquella incertidumbre de por primera vez en la vida sentir que el mundo se venía abajo, o para ser precisos, de que yo me dirigía hacia abajo. Fue una mirada nada más, cuando miré hacia el otro lado ya no caía, no sentía el mismo dolor, ni el mismo sufrimiento... ¡algo estaba sucediendo! me sorprendí del cambio y giré la cabeza bruscamente para descubrir quién estaba a mi lado, fue entonces que encontré la respuesta: eras un ángel... Inmóvil por el descubrimiento, hurgué en ti buscando alas, apenas logré moverme para mirar tu vestimenta y me tallé los ojos para ver los rizos dorados, pero no había nada de aquello, ni pies descalzos, ni túnica blanca, ni un par de alas... pero eres un ángel. Hoy me siento apenado de tantas cosas que hablé, pero hay un sentimiento mayor que puede dominar y es el del agradecimiento. Sólo quiero mirarte otra vez y decirte de la manera más sincera que sea posible: ¡Gracias!.. EPÍLOGO ¿A cuantos ángeles has encontrado tú? Sin alas, sin túnica y sin ojos azules... ¿Dónde pues están?, ¿los has podido reconocer? Si has visto alguno ¡Búscalo! Tráelo de regreso a tu vida y dale las gracias por cuidar de ti en el momento en que lo necesitas.

Cuento: La abuela.

La abuela Un día, se acercó a mí mi nieto, lo noté muy desanimado y le pregunté: - ¿Qué te pasa hijo? - Nada abuelo... - Anda, cuéntale al viejo tu problema, entre los dos quizá encontremos una solución ¿eh? - Me siento muy mal... - ¿Mal? ¿Cómo es eso de mal? - No sé abuelo, creo que nunca voy a encontrar lo que busco... - Y ¿qué buscas? - ¡¡No quiero hablar de eso!!, que siento que nada tiene ya sentido... no creo que entiendas... - No quise molestarte... y si no quieres hablar de ello, está bien. La experiencia jugó su papel y pude deducir que el mal de mi nieto era de amores, así que después de una pausa inicié un relato: “Estaba así, como tú. Pensando que ni los más grandes esfuerzos servirían de nada para encontrar eso que buscaba...” - ¿Qué buscabas abuelo? “Buscaba a una mujer... en aquel tiempo había muchas, como hoy. Pero yo no quería cualquier mujer, no. La mujer que yo quería la había visto en sueños, ya la conocía y estaba seguro de que al verla la reconocería y ella a mí.” -¿Cómo es eso de ya la conocías en sueños? “Así es, yo la conocía, sabía cómo era, lo que me haría sentir al verla...” - ¿Y luego qué pasó? “Pues nada, que durante varios años pensé haberla encontrado, pero cada vez me equivocaba y sufría en silencio mis errores. Al encontrarme con una, por ejemplo, le entregaba mi tiempo, mi alegría, mis sueños, compartía con ella lo mejor de mí y todo mi corazón por entero; luego de un tiempo se retiraba aquella mujer sin sentir nada por mí y sin el menor remordimiento...” - ¿Fueron muchas abuelo? “No, hijo, no lo hubiera soportado. Luego de la primera cambié mucho, bueno, eso digo yo aunque si veo las cosas como son creo que no cambié nada... El caso es que después de toparme con fracaso, tras fracaso y dolor con más dolor, estaba a punto de darme por vencido...” - ¿Tu abuelo...? Pero si... “Ya lo sé, ya lo sé, tu papá siempre me ha admirado por mi fortaleza y por mi perseverancia, lo he escuchado ponerme de ejemplo contigo; no necesitas recordármelo. Pero lo que si te digo es que ya me podrás imaginar sin brillo en los ojos, con la desesperanza en mis brazos, con mis hombros caídos, con los sueños rotos y la mente confusa... eran malos tiempos....” - ¿Como yo ahora abuelo? “Exactamente como tú ahora hijo.” - Pero, no entiendo, algo debiste haber hecho... - ¿Hacer algo? - Sí abuelo, hacer algo ¡tú siempre lo dices! - ¿Algo cómo qué? - No lo sé... buscar, ir a algún lugar... - ¿Para qué? - ¡Cómo que para qué!, ¡Para encontrar a la mujer que buscabas! - ¿Y de qué me serviría buscar, ir a lugares y todo lo que dices? - Pues te serviría para encontrarla ¿o no? - Yo creo que me serviría para precipitarme - ¿Qué dices abuelo? - Sí. Si yo hubiera hecho eso que tú recomiendas, seguro que terminaría con alguien, eso que ni qué. - ¿Y no era eso lo que querías? - No. - ¿Entonces? - Ya te lo dije, yo estaba buscando un sueño... y no lo encontré... ni modo. - ¡No lo puedo creer! ¿Cómo es que tú y papá siempre nos están sermoneando con eso de que no debemos darnos por vencidos hasta el último aliento y todas esas tonterías? - Es que aún no termino... “Verás, también te hemos dicho que para recibir algo, tienes que hacer méritos. Pues bien, dentro de mi tristeza y melancolía, me puse a revisar lo que había hecho para merecer que mi sueño se hiciera realidad, encontré que en efecto, como hijo me había desempeñado correctamente, en la escuela lo mismo, con mis hermanos, amigos y compañeros por igual, incluso mi incursión al servicio dentro de la iglesia lo pensaba terminado satisfactoriamente. Pero nada. Eso me hundió más y dejé de creer que la vida era buena...” - ¿Y cuál se supone que es la lección de tu historia abuelo?, ¿acaso me estás orillando a dejar de creer, a sumirme en mi dolor y melancolía? - ¿Eso crees tú? - Pues no era necesario... ya estoy triste, furioso, ¡estoy harto de esta vida de dolor!... “Eso mismo pensé yo, y dejé de buscar, dejé pasar el tiempo... Una tarde me invitaron a salir, según mi hermano me hacía falta. Pero no fue tan sencillo, como en otras ocasiones me negué. Mi cuñada insistió ¡cómo le agradezco esa insistencia! Acepté. Esa es una de las mejores decisiones tomadas de mi vida. Todo transcurría como siempre, calles llenas de autos, autos llenos de personas y personas llenas de ideas que van desde el análisis al vestido de la novia, hasta el interés por la música dentro de la fiesta. Yo tenía mis ocupaciones, no había aceptado salir sólo para distraerme, tampoco para “ligar”, pero definitivamente haría lo de siempre: disfrutar y compartir la alegría del momento en ese lugar y con aquellas personas. La primera voluntad del destino estaba echada... Bien lo recuerdo: aquel momento vi primero a su madre pasar. Algo sucedía, tenía el presentimiento. Éramos muchos en aquel lugar, saludaron a todos “buenas tardes” el huracán de emociones vino después... Detrás de mí una presencia tal, hasta ese momento desconocida yo diría que era monumental, que no la había sentido en mi vida. no volteé la cabeza y miré al frente, ella a mi lado estaba presente. Muy lejos estaba de suponer que en esa mesa encontraría a una mujer que sólo en sueños vivía en mi fantasía: Única entre toda esa gente y con el alma transparente. No tuve tiempo de nada... con la sonrisa a flor de piel me atrajo con la mirada, la mirada de un ángel. Todo dentro dio un giro y me provocó un suspiro... - ¡¡Bien abuelo!! Encontraste al fin lo que buscabas, me supongo que gritaste de alegría, hiciste al momento todos los planes del mundo, decidido fuiste tras de ella y te le declaraste ¿no fue así? - No, no hice ni lo uno ni lo otro. - ¡¡No!! ¿por qué razón? - El tiempo es la mejor razón. - ¿El tiempo? ¿qué tiene que ver aquí el tiempo? - Mucho. “Cuando uno ha buscado tanto, cuando el deseo por algo es tan fuerte y cuando ese afán es limpio, todo el mundo hace lo necesario para que se haga realidad” - Es que no lo puedo creer abuelo... ¡estaba ahí! Si más no recuerdo era lo que tanto habías buscado, lo que en sueños te había sido revelado... ¡ahí! Contigo, y con la oportunidad de tu vida ¿decidiste esperar? - “Tuve más de lo que esperaba...” - ¿Cómo que tuviste más? - Sí. Una noche inolvidable, con la felicidad por compañera, con la alegría de mi juventud, con algo jamás vivido ¿qué más esperaba? - Pero abuelo... - No, hijo. No podía forzar mi destino, pero lo hice... Le pedí vernos... - ¡menos mal! - No llegó a la cita... pasaron los minutos, más de una hora... - Lo siento abuelo... - No te adelantes, no te adelantes en darme tus condolencias... llamó por teléfono, se disculpó y explicó la situación que había impedido nuestro encuentro. Lo mejor estaba por llegar... y llegó. La invité a un parque de diversiones... - ¿a un parque de diversiones? - Si, ¿qué te extraña? Unos amigos irían y pensé que era una buena oportunidad de divertirnos todos. - ¿Entre puros hombres iría ella? - Desde luego que no. Varios de ellos tenían novia, además, habían invitado a unas amigas incluso sus hermanas estaban en la lista. No hay en esta memoria, recuerdo más grato de un jornada de diversión como aquella, rematada por un viaje en auto con el paisaje más bello y el ocaso de un día que pintó de maravilloso con un sencillo beso en la mejilla... “Te confieso, hijo, que ese tiempo tuvo un aire mágico, sobrenatural, especial... lo necesitaba. Las dos mejores y más alegres fiesta de bodas que yo recuerde fueron aquel día que la conocí y cuando la invité a la boda de tu tía... la mejor jornada de diversión fue con ella, el mejor evento de paga al que asistí fue con ella... en fin. Si he de ser sincero te diré que esa mujer vino a enriquecer mi vida, ¿cómo puedo pagar tanta fortuna?” Y los recuerdos hicieron presa de este anciano, que guardó silencio a mares. Mi nieto correspondió aquel gesto y respetó mi actitud. Pasados algunos minutos y llenándose de valor me dijo: - ¿Es ella mi abuela? - ¿Tu qué crees? Julio Víctores E.